viernes, 19 de enero de 2018

Consejos para prevenir incidencias durante una obra


Normalmente, durante el desarrollo de cualquier obra, es posible que aparezcan contratiempos imprevistos o algún tipo problema que obligue a sus intervinientes a tener que tomar sobre la marcha, decisiones que conlleven la modificación de las condiciones inicialmente pactadas en el contrato.

Las consecuencias de estas incidencias siempre implican una alteración del coste de los trabajos presupuestados y un retraso en los plazos de ejecución con lo que lógicamente se producirá una situación de conflicto entre los intereses de la propiedad y la empresa constructora.

Por ello es importante tener previsto esta posibilidad mediante la introducción en el contrato de obra de una serie de estipulaciones preventivas que regulen el protocolo de actuación para resolver las modificaciones, incidencias o problemas que pudieran surgir durante el proceso constructivo.

Aunque existen muchos modelos y tipologías de contratos de obra, resulta prácticamente imposible prever todas las posibles situaciones de conflicto, resultando muchas veces que la rigidez en los contratos provoque que casi siempre se vean superados por la realidad y los hechos que pretenden regular.

Para poder prever y resolver las situaciones de conflicto, además de trabajar bajo el asesoramiento de un profesional que cuente con la experiencia de otros supuestos similares, recomendamos que el contrato de obra sea coherente con las características del terreno y del proyecto, que estipule de forma clara y concisa los precios por unidad de obra, las calidades de los materiales, los plazos de ejecución, la forma de cuantificar los trabajos no presupuestados o precios contradictorios, los  plazos de ejecución y la penalidad por retraso o incumplimiento, así como las responsabilidades de las partes ante cualquier incumplimiento unilateral del contrato y en su caso, la debida compensación hacía la propiedad o el contratista.

Además de lo anterior, conviene siempre ser flexibles para poder resolver con equidad los casos o situaciones imprevisibles, así como disponer de un buen equipo técnico que supervise y dirija al contratista quien, por otro lado, deberá mantener informada a la propiedad sobre la evolución de la obra y la aparición de cualquier incidencia.

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