Normalmente,
durante el desarrollo de cualquier obra, es posible que aparezcan contratiempos
imprevistos o algún tipo problema que obligue a sus intervinientes a tener que
tomar sobre la marcha, decisiones que conlleven la modificación de las
condiciones inicialmente pactadas en el contrato.
Las
consecuencias de estas incidencias siempre implican una alteración del coste de
los trabajos presupuestados y un retraso en los plazos de ejecución con lo que
lógicamente se producirá una situación de conflicto entre los intereses de la
propiedad y la empresa constructora.
Por
ello es importante tener previsto esta posibilidad mediante la introducción en
el contrato de obra de una serie de estipulaciones preventivas que regulen el
protocolo de actuación para resolver las modificaciones, incidencias o
problemas que pudieran surgir durante el proceso constructivo.
Aunque
existen muchos modelos y tipologías de contratos de obra, resulta prácticamente
imposible prever todas las posibles situaciones de conflicto, resultando muchas
veces que la rigidez en los contratos provoque que casi siempre
se vean superados por la realidad y los hechos que pretenden regular.
Para
poder prever y resolver las situaciones de conflicto, además de trabajar bajo el
asesoramiento de un profesional que cuente con la experiencia de otros
supuestos similares, recomendamos que el contrato de obra sea coherente con las
características del terreno y del proyecto, que estipule de forma clara y
concisa los precios por unidad de obra, las calidades de los materiales, los
plazos de ejecución, la forma de cuantificar los trabajos no presupuestados o
precios contradictorios, los plazos de
ejecución y la penalidad por retraso o incumplimiento, así como las
responsabilidades de las partes ante cualquier incumplimiento unilateral del contrato
y en su caso, la debida compensación hacía la propiedad o el contratista.
Además
de lo anterior, conviene siempre ser flexibles para poder resolver con equidad
los casos o situaciones imprevisibles, así como disponer de un buen equipo técnico
que supervise y dirija al contratista quien, por otro lado, deberá mantener
informada a la propiedad sobre la evolución de la obra y la aparición de cualquier
incidencia.
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