La
cédula de habitabilidad tiene su origen en una orden de 16 de marzo de 1937
dictada en plena Guerra Civil donde muchas viviendas dejaron de contar con las
condiciones mínimas para ser habitables y se trata de un documento expedido por
la Administración con la finalidad de controlar las condiciones de salubridad e
higiene de los edificios destinados a vivienda.
Por
otro lado, la licencia de primera ocupación tiene por objeto comprobar si la
edificación reúne las condiciones apropiadas para el uso que se pretende hacer,
si éste uso es conforme a los planes urbanísticos, así como si la obra
realizada coincide con el proyecto para el que se otorgó la licencia.
No
obstante, aunque se trate de documentos diferentes, lo cierto es que algunas
comunidades autónomas como Andalucía, Aragon, Castilla León, Castilla-La
Mancha, Galicia y País Vasco, han suprimido la cédula de habitabilidad para
evitar duplicidad de controles y consideran que los controles por parte de las
distintas administraciones públicas ya se entienden realizados con la licencia
de primera ocupación.
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